lunes, 20 de agosto de 2007

Historia de un postal.






En cuanto vi la postal me llamó la atención. La verdad es que no era una vista especialmente bonita del trasatlántico Infanta Isabel (el gemelo del Príncipe de Asturias). El barco no aparecía en primer plano y de hecho bajo ese ángulo de apariencia el viejo liner era casi irreconocible. Y sin embargo la postal me llamaba. La compré de inmediato y cuando llegué a casa la examiné con más cuidado. En el reverso encontré la explicación, el porqué, la razón por la cual esa postal se vino conmigo si me permiten expresarlo de esa forma.

Aunque no estaba franqueada, la postal iba dirigida a la señorita Mercedes Pedroso. La letra era de alguien muy joven, casi un chaval y el texto decía lo siguiente:

“Recuerdo de su primer viaje a Europa a bordo del vapor Infanta Isabel” El camarero Enrique Ruiz

En el anverso el joven camarero fechaba la postal: En la mar a 24-9-16 escrito bajo un cuidado “Felicidades”.

Cuando hube leído la firma quedé sin habla. Estupefacto. Estas son las cosas que hacen que un naufragio que estás investigando salte de los viejos papeles impresos y te golpee el alma tomando dimensión humana y haciéndote sentir la tragedia.

Porque verán ustedes, uno tras leer la dedicatoria se puede enternecer al pensar en el joven camarerillo con un sueldo de miseria regalándole a una pasajera una postal, lo único que podría permitirse. Hasta nos podemos imaginar el nacimiento de una historia de amor entre dos jóvenes a bordo de uno de aquellos barcos de la emigración. La clásica historia de un chaval que conoce a una chica y como es lógico intenta conquistarla con todos los medios a su alcance aunque éstos sean bien exiguos. Imaginar. Si. Incluso podemos pensar en que gracias a ese viaje, a ese encuentro, a esa postal los dos chicos continuaron con la relación como tantas veces ha sucedido e incluso que llegaron a formar una familia y vivieron felices el resto de sus días en ésta nuestra querida España.

Pero en esta ocasión me temo que no va a poder ser. ¿Saben?. Justo tres años después de haber escrito esa dedicatoria a la bella pasajera que le gustaba, entre el 12 y el 20 de septiembre de 1919, el joven camarero Enrique Ruiz murió ahogado junto con 487 personas más a bordo del trasatlántico español Valbanera. Es lo que tienen las historias del Valbanera. Son como las putas historias irlandesas. No hay ni una que acabe bien.

Fernando José García Echegoyen
http://www.naufragios.net/